"Y LES DECÍA MUCHAS COSAS EN PARÁBOLAS"

Aportaciones de algun@s teólog@s sobre Reino - Reinado - Realeza de Dios

PUERTA INTRO PARÁBOLA REINO Parábolas del  REINO ANEXOS

ALGUNAS APORTACIONES SOBRE EL REINO DE DIOS SEGÚN EL N.T.

1 José Antonio Pagola   7 Pope Godoy
2 Alberto Nolan   8 Jacques Schloser
3 M. Semerano   9 Elisabeth Schüssler Fiorenza
4 Mari Enrique Belvis   10 Gerald O´Collins y Edward G. Farrugia
5 José Luis Cortés   11  José María Castillo
6 U. Luz   12 Juan Mateos
Reino En el N.T. Estudios

REINO DE DIOS

  • núcleo de su predicación
  • invita a entrar en el Reino
  • está irrumpiendo
  • se gesta en los pobres y marginados
  • libremente
  • de vida, justicia, misericordia, alegría y paz
  • para todos
  • para los pobres
  • exige conversión personal y social
  • está como semilla

JOSÉ ANTONIO PAGOLA  Jesús, una aproximación histórica

Resumen realizado por Julián Díaz Lucio

Jesús como Profeta del Reino de Dios

Jesús deja Nazaret y "se pone a vivir en Cafarnaún en casa de Simón y Andrés, dos hermanos que ha conocido en el entorno del Bautista". Desde allí recorre las aldeas invitando a todos a ‘entrar’ en el reino de Dios que está ya irrumpiendo en sus vidas. Lleva una vida itinerante al servicio de los pobres y marginados, porque el reino de Dios es ahí donde se gesta.

El reino de Dios es "el núcleo central de su predicación, su convicción más profunda, la pasión que anima toda su actividad". Y con él viene la vida, la justicia, la misericordia, la alegría y la paz, pero nunca explica directamente en qué consiste ese reino.

Jesús anuncia la presencia del reino: "El reino de Dios está llegando, convertíos y creed la buena noticia". Dios quiere que los hombres vivan con dignidad, que los enfermos sean rescatados del sufrimiento, los endemoniados se vean liberados de su tormento y los pobres recuperen su dignidad. "Su reinado no es para imponerse a nadie por la fuerza, sino para introducir en la vida su misericordia y llenar la creación entera de su compasión." Es un reino de vida y de paz.

Jesús no excluye a nadie, pero "declara de manera rotunda que el reino de Dios es para los pobres" en concreto: "familias que sobreviven malamente, gentes que luchan por no perder sus tierras y su honor, niños amenazados por el hambre y la enfermedad, prostitutas y mendigos despreciados por todos, enfermos y endemoniados a los que se les niega el mínimo de dignidad, leprosos marginados por la sociedad y la religión".

Aceptar el reino de Dios implica cambiar de manera de pensar y de actuar, dejarse transformar y empezar a construir la vida tal como Dios la quiere.

El reino de Dios está por encima de reino o poder. No solo implica una conversión individual de cada persona, sino que trata de introducir un comportamiento social de cambio. "El perdón de Dios tiene que crear un comportamiento social más fraterno y solidario."

El reino de Dios ya está aquí como semilla en este mundo, y que un día se podrá recoger

 

 

ALBERT NOLAN  JESÚS ANTES DEL CRISTIANISMO  págs. 24ss

El Reino de Dios
  • Lucas utiliza palabras tomadas de Isaías
  • Evangelizar = llevar una buena noticia, entendida como liberación, que contribuye a hacer feliz a la gente
  • Anunciaba la venida del Reinado de Dios para los pobres
  • La anunciaba con hechos y con palabras
  • Reino de Dios = Reino de los cielos
  • No significa que carezca de dimensión política sino que es opuesto a los reinos humanos
  • habla de una futura situación en la tierra: una sociedad de personas, aquí en la tierra, políticamente estructurada

El Reino de Dios

 Hay ciertos pasajes de Isaías que probablemente usó Jesús para explicar su obra liberadora de los pobres y oprimidos (Lc 4, 16-21; 7, 22, par.; Mt 10, 7-8). Parece que Lucas encontró en sus fuentes un relato acerca de la lectura que de Isaías hizo Jesús en la sinagoga de Nazaret. Tomó este relato e, insertando en él uno de los pasajes de Isaías que tan acertadamente describen la actividad de Jesús, Lucas lo colocó al comienzo del ministerio de Jesús, como una especie de texto programático (Lc 4, 16-21). Pero, aun cuando Jesús no hubiera leído y comentado dicho texto en la sinagoga, seguramente tiene razón Lucas al conceder tanta importancia a estos pasajes para entender la praxis de Jesús.

 Hay tres pasajes de Isaías que habría que resaltar:

 Aquel día oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse con el Señor y los pobres gozarán con el Santo de Israel (29, 18-19).

 Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del miedo cantará (35, 5-6).

 El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. 

Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren para vendar los corazones desgarrados,

para proclamar la amnistía a los cautivos

y a los prisioneros la libertad

(o: para anunciar nueva visión a los ciegos

y hacer libres a los pisoteados),

para proclamar el año de gracia del Señor (61, 1-2).

 Los sordos, los mudos, los ciegos, los cojos, los pobres, los de corazón desgarrado, los cautivos y los pisoteados son, sencillamente, diferentes formas de referirse a los pobres y oprimidos. De donde se deduce que los verbos empleados en cada una de estas frases no son sino formas diferentes de describir la acción que Dios promete con relación a los pobres y oprimidos. Así pues, las curaciones. la devolución de la vista o el oído, el ocasionar alegría, el hacer libres, el proclamar la libertad o el perdón y el dar la buena noticia son diferentes formas de describir la liberación. Es particularmente significativo que la proclamación o la transmisión de la buena noticia haya sido entendida como una forma de liberación. A esta luz hay que entender la predicación de Jesús, porque forma parte de su actividad o praxis liberadora. El evangelizar o llevar a los pobres la buena noticia significa liberarlos mediante la palabra hablada.

Tanto Isaías como Jesús usaron el mismo verbo «evangelizar» (euaggelidsontai: Is 40, 9; 52, 7; 61, 1; Lc 7, 22, par.). Fueron los primeros cristianos quienes usaron por primera vez el sustantivo «evangelio» o «buena noticia» (euaggelion: por ej., Mc 1. 1, 14) (1) para referirse al contenido o mensaje que Jesús proclamó a los pobres y oprimidos. Nosotros llamamos «noticia» a algo cuando habla de un nuevo acontecimiento, un suceso que ha tenido lugar recientemente o del que podemos estar seguros que ha de producirse en un futuro próximo. Y decimos «buena noticia» cuando la noticia es esperanzadora y halagüeña, cuando contribuye a hacer feliz a la gente. Una buena noticia para los pobres sería, pues, una noticia esperanzadora y halagüeña para los mismos pobres.

El evangelio o buena noticia que Jesús trajo a los pobres y oprimidos era una profecía. Jesús profetizaba un acontecimiento futuro que significaría una auténtica bendición para los pobres. Dicho acontecimiento no se reducía únicamente a la venida del Reino de Dios, sino a la venida del Reino de Dios para los pobres y oprimidos: «Vuestro es el Reino de Dios» (Lc 6, 20).

 La profecía fundamental de Jesús se contiene en ese pasaje del Evangelio que llamamos «las bienaventuranzas»:

 Bienaventurados los que sois pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que ahora padecéis hambre. porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis (Lc 6, 20-21).

 Es Lucas quien nos ha preservado la forma más originaria de esta profecía, dirigida aún a los contemporáneos de Jesús: los que sois pobres, hambrientos y desdichados. Mateo ha adaptado la profecía a las necesidades de aquellos de sus lectores que, de hecho, no eran pobres, hambrientos y miserables, extendiendo las bendiciones y promesas a todo el que sea pobre de corazón o se sienta identificado en espíritu con los pobres, a quien padece hambre y sed de justicia, a quien imite la mansedumbre y la humildad de los pobres a cualquiera que se sienta triste y deprimido, a cualquiera que padezca persecución por causa de su fe en Jesús, a cualquiera, en definitiva, que sea verdaderamente virtuoso (5, 1-12). Mateo ha transformado la profecía en exhortación.

Si la actividad de Jesús despertaba en los pobres grandes esperanzas para el futuro, mucho mayores esperanzas debieron de despertar sus palabras proféticas. Pero esas esperanzas, en principio, no tenían absolutamente nada que ver con el cielo, al menos no como lugar de felicidad y recompensa en la otra vida. En la época de Jesús, el cielo era sinónimo de Dios (2). El Reino de los cielos significa el Reino de Dios. El obtener recompensas o tesoros en los cielos significa estar inscrito en el libro de Dios. Literalmente hablando, el cielo era el firmamento, el lugar en donde moran Dios y todos los demás espíritus. No existía la menor idea relativa a la posibilidad de que los hombres ascendieran al cielo tras la muerte. Todos los muertos iban al sheol, es decir, al mundo inferior o Hades. Incluso los que creían en recompensas y castigos en la otra vida (antes de la resurrección general) describían ésta como algo que acontecía en dos diferentes compartimentos del sheol. Los virtuosos se hallaban en el seno de Abrahán, separados por un gran abismo de los malvados, que habitaban otra parte del sheol (cf. Lc 16, 23-26). La creencia cristiana en el cielo se originó tras la muerte de Jesús, con la idea de que éste había sido elevado o exaltado a la derecha de Dios.

 Pero la buena noticia del Reino de Dios era una noticia acerca de una futura situación en la tierra, cuando los pobres ya no fueran pobres, los hambrientos se vieran saciados y los oprimidos hubieran dejado ya de ser desdichados. Decir «venga tu Reino» es lo mismo que decir «hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo» (Mt 6, 10, par.).

Durante siglos, muchos cristianos han padecido un equívoco acerca de la naturaleza del Reino de Dios, por causa de la famosa y errónea traducción de Lc 17, 21: «El Reino de Dios está dentro de vosotros». Hoy día, todos los exegetas y traductores coinciden en que el texto habría de ser: «El Reino de Dios está entre vosotros, o en medio de vosotros». La palabra griega entos puede significar «dentro de» o «entre»; pero en el contexto que nos ocupa, traducirlo como «dentro de» significaría que, en respuesta a la pregunta de los Fariseos acerca de cuándo iba a llegar el Reino de Dios (Lc 17, 20), Jesús les habría dicho que el Reino de Dios estaba ¡dentro de ellos! Esto contradiría todas las demás cosas que Jesús hubiera podido decir acerca del Reino o de los Fariseos. Además, dado que todas las demás referencias al Reino presuponen que éste está aún por llegar (3) y, por otra parte, dado que en todas las demás frases de este pasaje (17, 20-37) el verbo está en futuro, hay que interpretar este versículo en el sentido de que llegará un día en el que descubrirán que el Reino de Dios se encuentra, repentina e inesperadamente, en medio de ellos (4).

 El Reino de Dios, como cualquier otro reino, no puede estar dentro de un hombre, sino que es algo en cuyo interior puede vivir un hombre. En el trasfondo del uso que Jesús hace de la expresión «Reino de Dios» hay una imagen gráfica. Jesús habla de entrar o no entrar en el Reino (Mc 9, 47; 10, 15, 23, 24, 25, par.; Mt 5, 20; 7, 21; 18, 3; 21, 31; 23, 13; Jn 3, 5). Habla de sentarse en él y comer y beber en él (Mc 14, 25; Mt 8, 11-12, par.; Lc 22, 30). Habla también de que el Reino tiene una puerta o entrada (Mt 7, 13, 14; Lc 13, 24) a la que se puede llamar (Mt 7, 7-8, par.; 25, 10-12, par.). La puerta tiene llaves (Mt 16, 19; Lc 11, 52) y puede ser cerrada (Mt 23, 13; Lc 13, 25). La imagen gráfica que subyace a todo esto es, evidentemente, la de una casa o una ciudad amurallada (5).

Esto lo confirma, además, el hecho de que el reino de Satanás, opuesto al Reino de Dios, es explícitamente aludido en referencia a una casa y a una ciudad:

 ¿Cómo es posible que Satanás eche a Satanás? Si un reino se divide, ese reino no puede mantenerse en pie; si una casa (familiar) se divide, esa casa no podrá mantenerse en pie (Mc 3, 23-25).

 Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte y arramblar con sus pertenencias... (Mc 3, 27).

 Todo reino dividido queda asolado, y ninguna ciudad o casa (familia) dividida podrá mantenerse en pie (Mt 12, 25)

 La figura más frecuente en las parábolas es la del padre de familia o amo de la casa (6). Y al menos en seis parábolas, lo que acontece en la casa es un banquete (7).

 Existe también un paralelo entre el Reino y el Templo (8). El templo que Jesús construirá en tres días (es decir, en breve) no es un templo hecho por manos humanas (Mc 14, 58), sino una nueva comunidad. El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto ha revelado que la comunidad de Querrán se consideraba a sí misma como un templo nuevo, como la nueva casa de Dios (9). Este ha debido de ser también, probablemente, el significado de la promesa profética de Jesús de construir un templo nuevo.

El hecho de que esta forma de hablar del Reino se base en la imagen gráfica de una casa, una ciudad o una comunidad, no deja lugar a dudas acerca de lo que Jesús tenía en mente: una sociedad de personas, aquí en la tierra, políticamente estructurada. La idea de reino es una idea absolutamente política. El reino es una sociedad cuya estructura política es monárquica, es decir, regida y gobernada por un rey. Nada de lo que Jesús dijo permitiría pensar que pudiera haber empleado el término en un sentido no-político.

 El texto, tantas veces citado, «Mi reino no es de este mundo» (Jn 18, 36) no significa que el Reino no haya de existir en este mundo o sobre esta tierra. La frase es de Juan y, por consiguiente, hay que entenderla en función del uso que Juan hace de las palabras. En Juan 17, 11, 14-16, cuando se dice que Jesús y sus discípulos están en el mundo sin ser del mundo, el significado es bastante evidente. Aunque viven en el mundo, no son mundanos, no se aferran a los valores y normas actuales del mundo. Si en el mismo evangelio se dice también que el Reino no es de este mundo, debemos interpretarlo del mismo modo. No hay razón para pensar que signifique que el Reino esté flotando en el aire, en algún lugar por encima de la tierra, o que no pase de ser un ente abstracto sin ningún tipo de estructura social y política tangible.

El que se hable del Reino como Reino de Dios no es con el fin de privarle de todo carácter político, sino simplemente para ponerlo en oposición a los reinos humanos o, mejor aún, al reino de Satanás.

 En el pensamiento de Jesús, Satanás gobernaba el mundo. Aquella era una generación perversa y pecadora (Mc 8, 38, par.; 9, 19, par.; Mt 12, 39-45, par.; 23, 33-36; cf. Hech 2, 40), un mundo en el que el mal tenía el dominio supremo. Esto resultaba evidente no sólo en los sufrimientos de los pobres y oprimidos y en el poder que los malos espíritus ejercían sobre ellos; resultaba igualmente evidente en la hipocresía, la impiedad y la ceguera de los dirigentes religiosos (los escribas y Fariseos), así como en la despiadada avaricia y la opresión que ejercían las clases dominantes. Y esto puede afirmarse no sólo de la sociedad en la que vivió Jesús, sino de todos los reinos del mundo, de todos los principados y potestades. Todos ellos estaban en poder de Satanás, el cual permitía a los humanos gobernar dichos reinos, con tal de que le adoraran y le obedecieran (Mt 4, 8-10, par.). Y los hombres le adoraban gobernando de tal manera que pudieran servir a sus malvados propósitos. Satanás es un espíritu que gobierna indirecta e invisiblemente. César, Herodes, Caifás, los sumos sacerdotes, los ancianos, los escribas y los dirigentes Fariseos no eran más que sus marionetas. Jesús condenó todas las estructuras políticas y sociales del mundo tal como se daban en su tiempo. Todas ellas eran malas. Todas ellas pertenecían a Satanás.

 Cuando llegue el Reino de Dios, Dios reemplazará a Satanás. Dios gobernará sobre la comunidad toda de la humanidad, confiriendo el Reino o el poder de gobernar (10) a aquellos que vayan a servir a sus propósitos en la sociedad. Todo mal será eliminado y la gente será colmada del Espíritu de Dios.

Es la diferencia entre una comunidad de los hombres en la que el mal posee el dominio supremo y una comunidad de los hombres en la que dicho dominio corresponde al bien. Es una cuestión de poder y de estructuras de poder. Tal vez haya ahora muchas buenas personas en el mundo, pero el mal sigue detentando la superioridad, Satanás sigue conservando el poder.

 Jesús vio su actividad liberadora como una especie de lucha por el poder contra Satanás, una guerra contra el poder del mal en todas sus formas y expresiones. Su actividad curativa era una especie de asalto a la casa o al reino de Satanás (Mc 3, 27, par.). Y esto era posible porque algo más fuerte que Satanás estaba actuando. En último término, el bien es más poderoso que el mal. Jesús estaba convencido de que el Reino de Dios acabara triunfando sobre el reino de Satanás, reemplazándole en la tierra.

¿Qué decir, pues, de la profecía de Juan el Bautista y del mismo Jesús acerca de una catástrofe sin precedentes?

 ¿Esperaba Jesús que el Reino de Dios viniera después de la gran catástrofe o en lugar de ella, como una esperanzadora alternativa?

 Es preciso que sepamos más acerca de lo que supone ese Reino, antes de aventurar una respuesta a esta pregunta. El meollo del asunto radica en captar el concreto significado práctico del bien y del mal. Para captar el modo de percibir de Jesús, es preciso captar su forma de entender las estructuras del mal en la sociedad y su idea de los valores que habrían de estructurar el Reino de Dios. ¿Cuál es la diferencia entre los valores del Reino de Dios y los valores del reino de Satanás?

 

M. Semerano  en "Reino de Dios" pág.842-843 de DICCIONARIO TEOLÓGICO ENCICLOPÉDICO. Ed. Verbo Divino.Estella 1995

REINO DE DIOS

  • ya aparece en el Antiguo Testamento
  • indica el núcleo del mensaje de Jesús
  • equivalente a Reino de los cielos
  • expresión comprensible para los contemporáneos de Jesús
  • esperaban otra cosa
  • causa del Reino = causa de Jesús
  • no lo describe, alude en parábolas
  • descubrir Reino = descubrir a Jesús
  • entrar el Reino = entrar en la vida
  • cierto carácter de juicio y exigencia

 

En el N.T. está expresión indica el núcleo central de la predicación de Jesús, resumido en estas palabras:"El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el evangelio" (Mc 1.15)
En  Mateo aparece la variante "Reino de los cielos", utilizada en el judaísmo tardío por los rabinos para evitar la pronunciación del nombre sagrado de Yahveh
Esta expresión de Jesús era perfectamente comprensible para sus contemporáneos, tanto por el uso de esta expresión en el A.T. como por las expectativas que tenían
Las expectativas de la gente no coincidían con el sentido de lo que anunciaba Jesús
Jesús anuncia que la causa del Reino se identifica con su propia causa. Habla muchas veces del Reino pero nunca lo describe sino que siempre alude a él en forma de semejanzas y parábolas
Descubrir el Reino es descubrirlo a El, entrar en el Reino es adherirse a su persona
La venida del Reino es la llegada de la gracia y de la salvación. "Entrar en el Reino" y "heredar el Reino" es lo mismo que "entrar en la vida"
En el anuncio del Reino no falta el carácter de "juicio" ya que exige una respuesta inderogable.  En las dos breves parábolas del tesoro y de la perla (Mt 13,44-46) se expresan sus exigencias radicales

 

Mari Enrique Belvis

CONSTRUIR EL REINO ES SUBVERTIR EL SISTEMA OPRESOR
 

 

Recuerdo hace años, leí un libro que se llamaba “Deseo, mercado y religión”, del teólogo coreano Jung Mo Sung, que me ayudó a comprender las relaciones entre economía y teología.

  • hay que entenderlo a la luz de la misericordia
  • el anuncio del Reino es subversivo
  • removió las leyes del tiempo de Jesús
  • ahora implica
    • no ser cómplice del sistema (capitalista, neoliberal, patriarcal)
    • despertar la conciencia
    • dar testimonio de nuestra fe en un Dios que quiere que todos tengan vida

  Desde entonces, me interesó, estar alerta de las lecturas sacrificiales de la teología y las justificaciones capitalistas de las injusticias sociales.
El mensaje transmitido desde la Iglesia-Institución, sobre el sacrificio, la culpa y la abnegación está interiorizado en el inconsciente del colectivo cristiano, sobre todo por las mujeres, puesto que el patriarcado eclesial lo
diseñó para ellas. Pero hay que despertar, pues lo que Dios quiere “es misericordia y no sacrificios” (Mt 9,13).

Ignacio Ellacuria decía, a propósito, del pueblo crucificado que: El misterio de la cruz poco tiene que ver con la represión gratuita que sitúa la cruz donde uno quiere y no donde está puesta, como si el propio Jesús hubiera
buscado para sí la muerte en cruz y no el anuncio del Reino.
El anuncio del Reino es subversivo en sí mismo, porque removió las leyes establecidas en tiempos de Jesús, y las remueve ahora. A Jesús le costó la vida, ahora es el sistema establecido, neoliberal, capitalista y patriarcal el
que se cobra muchas vidas, demasiadas vidas, y la opción por las últimas, implica no ser cómplice del sistema, implica despertar las conciencias, implica dar testimonio de nuestra fe en el Dios que quiere que “todos tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Para ello es importante identificar los paradigmas que sustentan este sistema.

http://www.redescristianas.net/contar-a-jesus-y-contar-con-jesus-centradas-en-el-reino-y-en-las-ultimasmari-enrique-belvis/
 

 

Jacques Schloser, "Reino de Dios" en Diccionario Crítico de Teología. Editorial Akal, Madrid 2007

REINO DE DIOS

  • poco presente en el A. T.

  • corazón de la predicación de Jesús

  • Jesús le da el máximo de importancia

  • no así en el judaísmo ni en el cristianismo post-pascual

  • presente en muchas parábolas, representa los estratos más primitivos

Expresión poco presente en el A.T., aunque sí está presente "Dios como rey"
El tema del Reino constituye el corazón de la predicación del Jesús de la historia (opinión unánime de los críticos)
Jesús le da una importancia que no tenía en el judaísmo ni tendría en el cristianismo post-pascual
Presente directa o indirectamente en muchas parábolas y en muchas frases de Jesús, pertenecientes a los estratos más primitivos

 

 

José Luis Cortés

"Un señor como Dios manda"

Ed. PPC

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5 6
7 8
9 10
11 12
13
 

 

 

U. Luz

En Diccionario Exegético del Nuevo Testamento. Volumen I. Término "Basileia"

Editorial Sígueme. Salamanca. 1996 págs.602ss

  • BASILEIA
  • 162 veces en el NT
  • predomina "Reino de Dios"
  • expresión típica de Jesús y de los primeros cristianos
  • sentido geográfico y sentido funcional
  • origen y contenido central de la proclamación de Jesús
  • el Reino de Dios como un amor radical e ilimitado por parte de Dios
  • Jesús no enseña teología sobre el Reino
  • está en el trasfondo de muchos textos
  • un acontecimiento: está ya entre vosotros
La mayor parte de las 162 veces en que la palabra "Basileia" aparece en el Nuevo Testamento, forma parte de "Basileia tou theou" ( y algunas veces "Basileia ton ouranón" o "Basileia tou patrós" y casi siempre en los evangelios sinópticos.
  • "Basileia tou theou" = Reino de Dios
  • "Basileia ton ouranón" = Reino de los cielos
  • "Basileia tou patrós" = Reino del Padre

Apenas aparece la palabra "Reino" en el sentido profano

"Reino de Dios" es una expresión típica del lenguaje de Cristo, o sea, de la manera de hablar de Jesús y de las comunidades que se formaron para seguirle.

Fue un lenguaje muy impactante, hasta el punto que, después,  hablar de "Reino" era equivalente a hablar de "Reino de Dios"

En el griego popular profano la palabra "Basileia" (Reino) tiene un doble significado: sentido funcional (soberanía real, dignidad real, oficio de rey) y sentido geográfico (territorio que abarca el reino).

Algo semejante sucede con el hebreo "Malkût"

Los dos matices se hallan en el Nuevo Testamento: en algunos casos habla claramente de "Reino" (Mt 4,8 ; Mc 6,23) y otras veces se habla de soberanía real (Lc 19,12, Ap 1,6). También resulta que en algunos casos (p.e: Mt 12,25ss) no se ve muy claro sobre qué matiz inclinarse.

Para la mayoría de los investigadores, el origen y el contenido central de la proclamación de Jesús están determinados por el Reino de Dios, incluso en textos donde no aparece la expresión Reino de Dios.

Jesús no impartió enseñanzas teológicas o ideológicas  sobre el tema "Reino de Dios"  sino que, partiendo de que comenzaba el Reino de Dios como un amor radical e ilimitado por parte de Dios, hizo un llamamiento a cada persona para que viviese aquí y ahora en el amor.

Precisamente porque Jesús se preocupa ante todo por una vida vivida aquí y ahora a impulsos de la idea de que el Reino de Dios está comenzando y esto hace que se refleje en muchos textos aunque no se nombre explícitamente. Esto sucede especialmente con gran número de parábolas, que aunque no nombren explícitamente el Reino en el fondo están hablando de él.

Las parábolas en que se alude explícitamente al Reino nos ilustran sobre él, pero no de modo exhaustivo.

Jesús proclama el Reino de Dios como un acontecimiento: el Reino de Dios está entre vosotros, ha alboreado ya
 

 

 

POPE GODOY

Corrigiendo algunas traducciones de los Evangelios. (Síntesis de una conferencia)

 

Dos formatos: Ppt  Doc.word

  • apuesta de forma definitiva
  • a favor de la felicidad humana
  • Jesús muy enlazado con la vida de la gente
  • se refiere a Dios como un padre con rasgos maternales
  • todos somos hermanos
  • se es más feliz dando que recibiendo
  • su programa: "que nadie quede excluido de la mesa común" y "que los más necesitados reciban más atención y más cariño"
  • programa asumible por todas las religiones y culturas

La historia nos ha ido descubriendo que Jesús de Nazaret no pretendió fundar una nueva religión. Se trataba de un movimiento profético, vigoroso y desestructurado, que apostaba de forma definitiva a favor de la felicidad humana. Lo que más llama la atención de la vida, las palabras y, sobre todo, las actuaciones de Jesús es su carácter tan radicalmente experiencial. Jesús no era un filósofo ni un teólogo. Era un profeta muy enraizado en la vida cotidiana de sus gentes.   

Desde su experiencia excepcional, utiliza la metáfora de un padre con rasgos maternales para referirse a Dios. A partir de esa experiencia estructurante, “todos vosotros sois hermanos”. Nos invita a verificar en nuestra propia historia personal que “se es más feliz dando que recibiendo”. Su práctica continuada manifiesta un comportamiento que contiene una fascinante dimensión política. 

El “programa político” de Jesús, que él practicó hasta la saciedad, se puede formular con dos afirmaciones muy sencillas, muy concretas y muy dinamizadoras:  

  • “Que nadie quede excluido de la mesa común”;

  • “Que las personas más débiles o necesitadas reciban más atención y más cariño”. ¿Os suena todo esto? ¿Tiene algo que ver con las realidades que estamos viviendo y padeciendo?

Pero hay más. Ese “programa político” de Jesús puede ser asumido plenamente por personas de todas las religiones, de todas las culturas y de todos los laicismos. Jesús aparece así como patrimonio de toda la humanidad, como fuente cristalina donde saciar la sed de cualquier ser humano sediento de  fraternidad solidaria. “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis”.    

https://somosiglesiaandalucia.wordpress.com/2013/01/28/mitos-y-dogmas-pope-godoy/

 

 

Elisabeth Schüssler Fiorenza

 

Pikaza,Javier, Diccionario de pensadores cristianos. Ed. Verbo Divino. Estella 2010. Págs. 817ss

 

https://www.facebook.com/elisabeth.schusslerfiorenza

 

 

  • enfoque feminista (desde el punto de vista de la mujer)
  • clave para entender el mensaje de Jesús
  • mensaje de fraternidad universal en la igualdad
  • aplastado posteriormente
  • integrarlo dentro de un proyecto de liberación total
  • superando el patriarcalismo y el antisemitismo

Elisabeth Schüssler ha querido mantener viva la memoria de las mujeres que acompañaban a Jesús y que fueron las primeras portadoras de su evangelio.

Piensa que la historia del Nuevo Testamento es la historia de unas mujeres que transforman el mesianismo de Jesús haciéndolo universal.

Pone de relieve  el fondo femenino y universal de Jesús, que rompe las genealogías  patriarcalistas de Israel, apareciendo como hijo de una mujer y como profeta de una Divinidad entendida en línea femenina.

El Dios de Jesús  no es un padre jerárquico que impone su dominio patriarcal sobre hombres y mujeres, sino que posee rasgos de Madre-Sabiduría creadora y organizadora.

Como profeta de ese Dios, Jesús ha ofrecido su mensaje de fraternidad universal, iniciando un movimiento de igualdad y comunicación interhumana que ha logrado expresarse en los grandes testimonios del Nuevo Testamento (Marcos, Pablo...), para quedar, luego, aplastado bajo la marea imperial del patriarcalismo de las sociedades e iglesias posteriores.

Por eso, la vuelta al Jesús, hijo de María, significa un retorno al centro del evangelio liberador e igualitario.

Los aspectos básicos de su interpretación bíblica serían:
  • el compromiso por el hombre total, desde el feminismo
  • el compromiso por la liberación, desde los más pobres
  • retorno a la raíz judía del evangelio, superando el principio jerárquico del cristianismo helenista y el antisemitismo de las iglesias y sociedades occidentales
Se trata de integrar el mensaje de Jesús dentro de un proyecto de liberación total en cuyo centro han de ponerse los diferentes marginados de la historia
 

 

 

 

  • mensaje central

  • don de la bondad divina

  • Jesús al servicio del Reino

  • empieza a ser efectiva en Jesús

  • realidad escatológica que empieza a tomar forma en el presente

  • no se identifica con la Iglesia

  • identificación histórica

Gerald O´Collins y Edward G. Farrugia

"Diccionario abreviado de teología" Ed.Verbo Divino. Estella 2002. Pag.342

Mensaje central de Jesús de que la inminente acción salvífica divina, es decir, el Reino de Dios (Mc 1,15) no va a acontecer como una recompensa por los méritos humanos, sino como un simple don de la bondad de Dios.

Jesús invitaba a sus oyentes a "entrar" en ese Reino, a recibirlo como hace un niño con un regalo.

Jesús se ofreció totalmente a sí mismo en el servicio del reinado divino presente y futuro.

Esta intervención salvífica final de Dios era ya efectiva a través de la predicación, la enseñanza y los milagros de Jesús.

En particular sus palabras indicaban que el Reino de Dios era una realidad escatológica que empezaba a tomar forma en el presente.

Al proclamar Jesús que "el Reino de Dios se acerca" está diciendo que "Dios y la salvación divina se acercan"

Aunque el Nuevo Testamento no identifica al Reino de Dios con la Iglesia, se ha venido señalando tal equivalencia desde la época de San Agustín.

 
 

 

 

 

José María Castillo

"Reino de Dios" en NUEVO DICCIONARIO DE TEOLOGÍA dirigido por Juan José Tamayo, editorial Trotta. Madrid 2005

Todos los especialistas están de acuerdo en que el centro del mensaje de Jesús es el anuncio del Reino. De ahí que lo central para Jesús no es Dios sino el Reino de Dios: lo importante para Jesús no es que la gente sepa quién es Dios y cómo es Dios sino donde y como puede cada persona relacionarse con Dios.
  • anuncio del Reino = núcleo del mensaje de Jesús
  • más que conocer cómo es Dios conocer cómo relacionarnos con El
  • el NT no lo define
  • entusiasma, especialmente a los mas pobres
  • ricos y "no-niños" están incapacitados
  • a Dios lo encontramos en la lucha por la felicidad de todos
  • Jesús modificó el concepto de Dios y la mediación fundamental para llegar a El
  • cuestiona nuestro sistema moral
  • replantea la tarea de la Iglesia
El Reino de Dios se identifica con el Evangelio, es siempre "buena noticia"

Algunas claves para entender el Reino:

1 - en los evangelios no se da una definición de lo que es el Reino

2 - en cuanto Jesús se puso a anunciar el reino se produjo un entusiasmo desbordante y la gente acudía en masa

3 - acudían las masas, la gente sencilla, el pueblo, judíos y de otras regiones limítrofes

4 - de ahí se ve que:

  • el evangelio del Reino era algo tan sencillo y vital que todos lo entendían

  • el mensaje del Reino era algo que interesaba a todos, especialmente a los mas sencillos

5 - la raíz del entusiasmo que despertaba era por su relación con la vida: aunque se consume en la otra vida, es también una realidad presente y operante en esta vida: se realiza dando vida, felicidad y dignidad a los seres humanos

6 - los "ricos" y los "que no se hacen como niños" se incapacitan para entrar en el Reino

7 - En resumen podemos concluir que:
  • lo fundamental para Jesús no es Dios en sí, sino dónde y cómo podemos los seres humanos encontrar a Dios
  • A Dios sólo lo podemos encontrar en el respeto incondicional a la vida de los seres humanos, en la defensa de los derechos de la vida y en la tarea incansable por conseguir la felicidad de la vida y, por tanto, en la lucha contra el sufrimiento que oprime a la mayor parte de la humanidad
  • Jesús modificó el concepto de Dios: el Dios que se nos revela en la persona, en la enseñanza y en la vida de Jesús es el Transcendente que se funde y se confunde con el ser humano, con cada ser humano, señaladamente con el oprimido por el sufrimiento y la injusticia del orden presente
  • Jesús modificó la "mediación fundamental" para encontrar a Dios. Tal mediación no es la religión sin más. Para Jesús, antes que lo sagrado está lo humano. De manera que la religión (con sus normas, verdades y ritos) sólo es válida en la medida que humaniza a las personas.
  • el Reino de Dios ponen en cuestión nuestras ideas convencionales sobre la moral establecida. El comportamiento humano no se puede enjuiciar a partir de la sumisión a las leyes, sino desde la fidelidad o infidelidad al bien y a la felicidad de las personas.
  • la Iglesia es fiel a su misión en la medida en que centra su actividad no en la defensa de sus intereses institucionales sino en la defensa de todos los oprimidos y explotados de esta tierra.
 

Juan Mateos

http://cordobapedia.wikanda.es/wiki/Juan_Mateos

La originalidad del mensaje de Jesús la comentaba de la siguiente forma:

una nueva sociedad

los humanos: pleno desarrollo, libres

ya en esta vida

cambiar la sociedad hacia la justicia y el amor

por eso lo mataron

adhesión al Reino no es a unas doctrinas sino una experiencia interna de que Jesús hoy sigue vivo

que el hombre llegue a su plenitud

el amor a Dios se demuestra amando al prójimo

 Jesús trata de crear una nueva sociedad, que la vienen a llamar los evangelistas “El Reino de Dios” donde, ya en esta vida, el hombre sea libre, se desarrolle plenamente, pueda ser él mismo y, luego, supere a la muerte.

Esto es lo característico. No se trata sólo de que haya una vida feliz después de la muerte. Hace falta que exista esa felicidad “antes”, por este motivo hay que cambiar la sociedad humana. Es el único personaje histórico de esas características que se propone cambiar la sociedad basada en la justicia y el amor. Esta es su gran originalidad y además su gran audacia. Por este motivo lo mataron. Aquella sociedad no resistía un hombre de esas formas de pensar y actuar.

Ante la forma de cómo llevar este mensaje al mundo, comentaba: El cristianismo se considera a veces como la adhesión a un cierta serie de principios, a credos o dogmas. No, no.

El cristianismo es una experiencia interna.

  Y esa experiencia se expresa en formulaciones que son los principios más o menos aceptados, más o menos condicionados por un época histórica, pero lo fundamental es una experiencia. Y esa experiencia es la de que Jesús, hoy,  sigue vivo. Y por eso está al alcance de todos nosotros. El problema fundamental que ya estaba planteado en el evangelio es que hombre llegue a su plenitud. Esa es la sociedad nueva que quiere Jesús. Todo lo que sea separar a Dios del hombre, -que es el peligro de todas las religiones- es un equivoco. Pensar que uno puede honrar y dar culto a Dios sin preocuparse de lo demás no es creer el Dios de Jesús. No es válido para un cristiano. Amar a Dios se demuestra amando al prójimo, y si no se ama al prójimo no se ama a Dios. Ante actitudes como esas, hace falta una teología que nos haga tomar conciencia de que Dios no tolera la injusticia. Esa es lo que pretende la teología de la liberación. Por lo tanto donde haya injusticia hay que remediarla, sea del hambre o de la ignorancia. Dicho esto, hay que resaltar que el Dios verdadero no puede ser indiferente al dolor del hombre, y hay que decirlo clarísimamente. La teología de la liberación no es más que el primer capítulo de un gran tratado, que es la “Telogía de la Plenitud”. No basta decir que hay que liberar de algo, sino para qué.

 

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