LOS GRUPOS DE JESÚS

         Los grupos de creyentes deberían convocar encuentros para posibilitar a todos el acceso directo al Evangelio, para así imbuir sus vidas de la fuerza que emana de su espíritu, y todo ello sin dejar de lado los problemas, crisis, miedos y esperanzas que preocupan a cada uno. Es preciso que la fuerza del Evangelio crezca en las comunidades de cristianos. Porque es el Evangelio el que nos enseña a vivir de verdad la fe, no por fuerza de imposición, sino por la fuerte atracción que ejerce su espíritu; es la fuerza del Evangelio la que nos lleva a vivir con autenticidad el modo de vida cristiano, no a través de ejercicios rutinarios, sino iluminando y dinamizando nuestro camino. Sólo a través de una relación cercana y directa con el Evangelio podrán realizar “la nueva evangelización” las comunidades cristianas actuales.

         Dejando los miedos a un lado, ha de ocupar el Evangelio la centralidad de la Iglesia y de las comunidades de fe en Jesús. Han de ser los evangelios el instrumento fundamental para renovar la acción pastoral de la Iglesia.

        Y ha concretado más su propuesta: los cristianos, reunidos en grupos pequeños, deben dedicarse a leer y comentar textos elegidos para cada ocasión, pues es la lectura y el comentario de los evangelios la fuente principal que renovará la vida de las comunidades. Para eso se escribieron los evangelios, para hacer germinar y crecer la fe en Jesucristo, para convocar discípulos y seguidores de Jesús.

         Los evangelios nos invitan a un proceso de cambio en nuestras vidas: a seguir a Jesús, a unirnos a sus planes, a trabajar en favor del Reino de Dios. Todo ello surge como fruto de leer y comentar en grupo los textos evangélicos.

         Es el camino para la renovación de toda la Iglesia. (Referencia, en la prensa,  de una charla de J.A.Pagola)

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